jueves, 25 de diciembre de 2014

Retales de Inviernos.










La ciudad se abre cuando salgo de tu portal,
En frente la catedral y un puesto de castañas.
Hay portales que han visto más amor que iglesias.
No te lleves este invierno, querida.

Ha dejado de llover hace horas
 y aún en los charcos veo reflejados tus piernas.
 Escalador del escarpado
 de tus tobillos a tu cintura.
Una sonrisa superlativa
 y unas piernas pluscuamperfectas.

 Aquella mujer vino a destrozarme la vida
 con buenas palabras y un vaso de vino.
Los imposibles son mentiras
 que no han encontrado su verdad.
La catarsis en un ademán de beso.

Me refugio en tu cueva ombligo
 por si hay tormenta
 y planto raíces en tus clavículas.
 Paraje acantilado de infarto.
Una locura que tenga esos ojos.
Túnel interminable.
El peregrinaje en tus labios.
Un banco de deseos tu hoyuelos.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Pero, ven.

Tengo el corazón tiritando,
Con cada una de tus miradas.

Me chorrea agua
  de los nervios,
     por verte amanecer.

Por ver amanecer.


Tengo el pecho en carne viva,
de esperar a tus golondrinas,
Como bequer.

Tengo los libros de poesía,
amontonados.

Que para leer
poesía tuya
veo tus fotos
o imagino tus labios.

Porque tú también eres poesía.
La poesía sosegada de un domingo
con los ojos cansados,
en un sofá de tres,
Los dos tumbados
Eso haria simple
Al mundo que nos grita
Que todo puede ser complicado.

Tengo los versos en stand by,
Desde que siento el vacío
En mi cama
Desde que espero que aparezcas.
No se como te llamas, pero ven.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Ella era sobresdrújula,

Ella era sobresdrújula,
entre miles de simplonas,
y atractivas palabras llanas.

Ella era el acento,
que en cada verbo
cortaba el viento.

Eterna desdicha de incongruencias
verbales y gramaticales.
Conceptuales.

Ella se movía en un soneto
maldito y continuo.

Ella que jugaba a ser
sinestesia de una vida
que nos dan si anestesia.

Un sin fin de lamentos
Prosaicos no harían derramar
Una sola lágrima
de aquellos ojos paradoja.
Que miraban sin mirarme a mi.

domingo, 5 de octubre de 2014

Soñar pistolas, produce monstruos.





 -¿Qué pasa? Vuelvo a abrir los ojos. Sostengo un ramo de flores en las manos. El vestido... El velo...

-Corre,-me susurran al oído-él no va a volver.

Me recojo el vestido con la que me queda libre y corro con la destreza que me dejan los tacones. Entro en una habitación blanca con una barra de bar. Supongo que es el lugar del convite. Miro a mí alrededor. Una mesa grande preside la estancia como si de una celebración medieval se tratara y yo de esta guisa fuera el bufón.

-No te preocupes, yo no te abandono.

Ahora la veo, es mi hermana, mi hermana ha venido a verme. Ella viene cuando nadie está, cuando no quiero oír a nadie.

Dejo las rosas en el suelo y comienzo a sollozar. Él se ha ido. Dijo que vendría, dijo que él nunca me dejaría sola. Y aquí estoy...

-No llores, niña tonta, ven conmigo. Yo nunca te he dejado, yo nunca te he abandonado.
Aprieto los puños hasta que noto las uñas clavarse en las palmas, ahogo un grito mientras me seco las lágrimas en el velo.

Grito, ahora grito fuerte. Tanto que noto rasgarse mi voz entre las paredes y columnas de la sala. Le doy una patada a una silla y acto seguido la tomo con el ramo. Lo pateo y después lo piso. Que mueran las rosas, que yo merezco más.

Alzo la mirada y caigo en el bar de nuevo. Seco mis lágrimas de rabia y camino tan digna que sé que el mundo está a mis pies. Bajo la suela de mi tacón. Sostengo la mirada al infierno y desafío al barquero.

En la barra me pongo un vaso del licor con más grados que he visto. Me bebo el primer vaso de un trago. Lo tiro al suelo y lo piso.

-Mira en el bolso. Él no te quiere.

-¡No sé dónde está el bolso!- grito.

-En la mesa.

Voy hacia la mesa que tiene una rosa en el centro y cojo el bolso. Dentro, una 9 milímetros, un móvil y un pintalabios.

Me pinto los labios y cojo la pistola. Apunto a uno de los cuadros. Imagino sus labios, imagino sus pestañas, le imagino de rodillas suplicando clemencia.

-Se valiente, que no te tome el pelo.

Corro hacia la barra y cojo la botella. Guardo la pistola en el bolso y me dispongo a volver a casa. Pasan las calles como los anuncios de una película interesante, están pero no los escuchas.

Ya en casa, un ático con dos pisos, me quito los zapatos y los tiro en una esquina.

-Cariño, ¿dónde estabas?

-¡Calla! Estúpido.

Subo a la habitación y doy un portazo tras de mí.

-No te eches atrás ahora. Hemos hablado de esto muchas veces, él no te quiere y yo te necesito.- me dice mi hermana desde el otro lado de la estancia.

-Lo sé, pero no es tan fácil.

-Lo es. O me iré para siempre.

Esa última palabra retumba en mi cabeza como un martillo pilón.

-¿Qué pasa? Sal de la habitación.

Salen de mis ojos unas lágrimas. Ahogo el llanto en la almohada y me seco las lágrimas. Alzo la vista, me miro en el espejo de pie y saco la pistola del bolso.

Abro la puerta y ahí está él. Con su polo y sus vaqueros. No viene el día de nuestra boda y aún se pone guapo y se echa colonia. Cuello y muñecas huelen a deseo.

-Qué haces con eso en la mano.

-Cállate, estúpido. Hoy íbamos a casarnos.

-Pero... Que estás dicie...

Alzo la pistola y le apunto al pecho. Tengo las dos manos en la pistola. El metal se nota frío en mis manos calientes. El gatillo me arde en el dedo índice. Miro el percutor que espera mi señal. Siempre he tenido el poder.

-¡Nunca me has querido y si no te casas conmigo, no lo harás con nadie!-le grito.

-Para, no hagas nad...-da un paso hacia atrás y cae escaleras abajo.

- Eso son excusas. Te dije que era un mentiroso.

-Lo sé.-contesto.

-¿Con quién hablas?

Deslizo mi dedo por el gatillo y miro fijamente su pecho. Aprieto y veo cómo se activa el percutor y sale el demonio de mi pistola. Veo cómo se mete en su hombro y él grita de dolor. Grita llevándose la mano al hombro herido. Intenta pedir clemencia pero no es capaz de articular palabra. Vuelvo a disparar dos veces contra su pecho, esta vez acierto y veo cómo se le va la vida. Bajo con la pistola y el bolso en las manos.

-Está hecho...

-Solo queda el último paso. Y volveremos a estar juntas.

Me encamino al baño y recupero la botella. Bebo un trago largo y cojo un bote de pastillas, lo abro y me tumbo junto a los tacones. Bebo otro trago largo y tomo las pastillas. Noto cómo la pistola se me cae de las manos.

Se acabó el dolor. Espero que el barquero tenga sitio para las dos, hermana. Ya voy



--Foto de Alba Cortés para Roberto Casero--

viernes, 26 de septiembre de 2014

Vuela

¿Si tiro un poema al Manzanares te llegará?

Me dejas esta masa de tierra
Y te lleva toda la playa.
La gran vía no se volverá
a vestir de sirena.

Tienes un corazón de altos vuelos
y no te da miedo volar.
Eres el pájaro más libre
de esta jaula que es Madrid.

Y yo.
Yo solo soy otro perro callejero
Que aulla a otra Luna que no es la mía.

Lo inhóspito de tus mejillas rojas.
Lo incuestionable de tus abrazos
entre cervezas.
La paradoja de tu falda color vino
Y tu libreta de gatos que bailan blues
en los tejados de la capital.

Las farolas de la ciudad se apagan
los gatos ven mejor en la oscuridad
Y aún te buscan.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Gata




" Ella quería ser Madrid y no París." 


Me he cortado las alas
porque dijiste que tú eras gata.

La más gata de Madrid,
Aferrada a un tejado sin dueño.
Los ojos más felinos de la capital
desfilan de bar en bar.


Yo te dije que te llevaba a ver
Todos los tejados
mientras ellos duermen.
Y tú dijiste que la noche
No soporta al que se cree libre.

Me borre de las pupilas
 tus otras seis muertes
 y rezo para que vivas a cada caída.
 Que caigas de pie.

Otra gata callejera
 con la prisa del que le faltan vidas
 y la sonrisa del que sabe
 que la muerte y la soledad son amigas.

Corredora de apuestas callejeras
 en callejones de calles
 sin nombre ni loco que las nombre.

Luna de lobos confundidos.
Y musa de brujas y poetas de barra de bar.

No te dejes engañar,
las alas no te hacen libre.
 Libre se nace.
Y tú naciste libre, como los versos.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Pequeñas historias.


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Miro desde el edificio más alto de la ciudad. Y te siento cuando estoy más cerca de las nubes.

Miro callado y pensativo. Te miro. Se que no conocías este lugar. Y que te fascina ver a la gente pequeñita.

Veo cómo cae tu pelo pajizo sobre tus desnudas clavículas. Y como de vez en cuando haces que pueda ver los pendientes con forma de gato, cuando pones el pelo por detrás de tu oreja.

Y sonríes, se que sonríes porque es uno de tus dones, sonreír para que el mundo parezca insignificante. Aunque todo se esté yendo al traste. Tú sonríes.

El vestido de color azul, que deja parte de la espalda también al descubierto deja que vea el lunar cercano al omoplato izquierdo que tanto me gusta.
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-Te voy a hacer musa- le amenacé.

-No le tengo miedo a tus versos.

-Cuando te vayas, que te irás-todas se van, reflexiono- no te va a gustar ser musa.

Me besó, me cogió la mano y con la que le quedaba libre me metió en el bolsillo del pantalón un bolígrafo bic.
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Llaman, me subo las mangas de la camisa hasta los codos y abro la puerta. Tengo apoyada a la poesía en el marco de mi puerta con unas cervezas y unas pelis.

-Esta abierto, pasa no llames. Pero si pasas no te vayas que Madrid es muy grande, muy capital. Y yo me hago pequeño si no somos dos.

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Voy ligero de equipaje. Haz café, llevo los viejos poemas, lápiz y papel. El coche tiene gasolina. Voy a hacer las maletas y nos vamos de aquí. No se a donde, pero trae ganas de más y recuerdos de menos.

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A veces soplo para ver si hace más viento y vuela tu falda. Esa es mi reflexión sobre cuándo, contrariada, me preguntabas que si me gustaba tu falda.

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miércoles, 30 de julio de 2014

La sonrisa más triste de mi tren.





"Ella no es un Ángel, pero se construyó alas con versos para poder volar."
Acabo de ver a la sonrisa más triste de este tren. No se como ni porqué pero ella sonríe triste y se esconde en sus gafas grandes.

Yo la observo mientras sostengo a 'La Nadia que no veis' en mis manos.

Las sonrisas y miradas tristes tienen algo de mágico. No porque yo sea poeta y me enamore de los casos perdidos. Tienen eso de místico de sonreírle a la muerte, a la tristeza y a la pena.

El vestido de flores hasta la rodilla anuncia una primavera que ella no lleva en la mirada, ella lleva el otoño en los ojos. Marrones.

Mira como si fuera una hoja que cae, ante la atenta mirada de todos. Quiere evitar el suelo y romperse, pero ya es inevitable.

Se colocas las gafas, me mira y sonríe cuando pasa un anciano que canta bulerías a ritmo de su bastón. No la volveré a ver.
Otoño, sonrieme una última vez antes de que me marche.

Valdemoro.

Me bajo aún con el sabor amargo de su última sonrisa, La Nadia que no veis me arde desatendida en la mano mientras espero el autobús de vuelta a casa. 
Vuelve.

jueves, 17 de julio de 2014

Dadles libros.








Un día está ciudad escupirá
toda la ponzoña.

La suciedad de las ideas de los carroñeros.
Las hienas y buitres de corbata
y altiva mirada terminará por hacer de todo un vertedero.

Pero acostumbrados al olor de la mierda
no haremos nada.
Porque aún siendo carroñeros,
los ciudadanos vamos como moscas
a oler la mierda de esta gente y
comer sus sobras.

Nos revolcamos en el barro de otros cerdos.
En este zoológico de seres nada humanos.

La sociedad necia hiberna
viendo la televeneno que nos inculcan.

En este zoológico llega más alto
quien guarda en su mano puñales
que clavar en retaguardia.

Cuánto más conozco a mi perra
menos creo en que algunos tengan humanidad.

Han borrado del diccionario esa palabra
por qué han desvirgado su significado.

Se han follado la esencia de la conciencia y la moralidad
para sustituirlo por unas monedas.

Hemos intentado comprar valores,
 porque somos una generación que nació con estos caducos.

Nos pintamos máscaras a ojos de otros
para que no vean lo que hace el fuego de la envidia.

Se ponen el disfraz de Ser Humano
y se creen que no se nota que son ratas de las cloacas.

Hemos jerarquizado los sentimientos dejando al amor a la altura de importancia del tv show.

Alimañas televisivas que venderían su alma por un foco en su cara loreal.

Incultos monos de feria que se pasean por escenarios cuál Divo. Patriarcas de la desesperación y los imbéciles.

Ejemplo a sepultar en las tumbas del silencio y la indiferencia.

No les deis maquillaje dadles libros.

La sociedad se consumirá
y se venderá mientras sea más importante el Tronista.

Han mandado fusilar la inteligencia en un plató de televisión.